Fiestas
Como todo pueblo que se precie, Cobos tiene dos fiestas oficiales al año:
Fiestas de San Román .
Se celebran el Último Domingo de Julio.
Son tres días de fiesta, de Viernes a Domingo. Por las mañanas se hacen concursos para los niños, mientras que por las tardes algunos bares promueven campeonatos de cartas (Mus, Tute...).
También se suelen traer atracciones del tipo de grupos de danza regional, o como este año un grupo de música regional y clásica. Por supuesto no faltan las misas en honor del patrono del pueblo, donde se recorre el pueblo en procesión llevando al santo y bailando la jota típica. Más tarde se reúne todo el mundo en los bares para tomarse el tradicional Vermut hasta la hora de comer.
No se puede olvidar la visita obligada a las bodegas, ya sea para merendar o cenar, o simplemente para pasar el rato en buena compañía. Las noches, en la plaza del pueblo, son amenizadas con una verbena hasta las 4 o las 5 de la madrugada. Es entonces cuando la gente de los pueblos de alrededor se acerca para pasarlo bien.
Fiestas de la Virgen del Rosario.
Se celebran el Primer Domingo de Octubre.
Son también tres días de fiesta y se suelen celebrar de la misma manera que las anteriores, aunque, eso sí, cambia la tradición y se rinde homenaje a la patrona del pueblo Nuestra Señora del Rosario.
Fiestas del Roble.
Se celebran a mediados de Agosto
En verano se suele aprovechar un día o dos para hacer otra fiesta, esta no oficial, La Fiesta del Roble, que se celebra un fin de semana de Agosto. Esta fiesta suele estar organizada por gente que viene al pueblo de veraneo, y se hace en honor de un viejo roble de varios siglos de antigüedad, que en el pueblo es conocido como "EL ROBLE".
* San Román, diácono de Cesarea, sufrió martirio el año 303, en Antioquía. Según el Martrologio Romano, a consecuencia del decreto de persecución dado en nombre de los dos Augustos y de los dos Césares, temblaron muchos de los cristianos de la capital de Siria. Román, que era a la sazón diácono de Cesarea y que entonces se encontraba allí, los reunió y los animó a perseverar y a mantenerse constantes en su fe. Las autoridades romanas, durante los días de la pascua de los cristianos, lo condenaron a morir quemado, asistiendo el mismo Galerio a la ejecución. Una lluvia repentina extinguió la hoguera, por lo cual el mártir, riendo, preguntó dónde estaba el fuego. Esto le mereció que le cortaran la lengua; su ejecución fue aplazada y durante todo el tiempo que transcurrió hasta que le ejecutaron en la prisión de Antioquía, continuó hablando milagrosamente; tanto, que se reclamó al médico que la amputó, y éste pudo mostrarla, pues la había guardado como reliquia. Son siete más los santos que llevan este nombre, que encontramos también en la geografía y como apellido en el elenco de historiadores, escritores y artistas.
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